El barrio de Ranero de Karrantza es conocido por las cuevas de Pozalagua y sus estalactitas excéntricas, aunque sobre las grutas guarda otro tesoro: la cima de Peña Ranero, con unas vistas de escándalo.
Como siempre, lo primero es desplazarse hasta el lugar de inicio de la ruta, en esta ocasión el barrio de Ranero de Karrantza. No hay transporte público, por lo que el coche es obligado. Desde Bilbao tenemos dos opciones: atravesar todas las Encartaciones, pasar por el barrio de Ambasaguas y tomar poco después el desvío hacia Ranero; o si no tomar la autopista del Cantábrico A-8 hasta Colindres, tomar después la N-629 y, antes de llegar a Ramales, desviarnos a la izquierda dirección de Karrantza y de Ranero. Más distancia pero mejor carretera.
Una vez en Ranero podemos estacionar junto a la iglesia, cerca de una fuente.
Dejando la iglesia a nuestra espalda, tomamos dirección noroeste unos metros buscando un poste con señalización de Surbias. Una vez localizado el poste hacemos caso de la indicación y seguimos el camino.
Este primer tramo es de ascensión suave pero constante por camino de tierra que con el tiempo pasará a ser algo herboso pero ausente de toda dificultad. A paso suave llegamos a la zona conocida como Surbias, donde se indica un túmulo que nosotros no encontramos.
En Surbias enlazamos con el GR 123 de la Vuelta a Bizkaia, cuyas marcas seguiremos dirección de Pozalagua.
Al principio nos costó un poco encontrar las marcas del GR, así que como pista diremos que desde Surbias nos dirigiremos hacia el tendido eléctrico que vemos a la derecha, ya que la pintura roja y blanca la hallaremos en esa dirección.
Una vez divisada la pintura característica no tardamos en llegar a un sendero, que seguimos hasta llegar a una alambrada. Una vez aquí, el sendero discurrirá paralelo a la alambrada, que nos servirá de guía si en algún momento el sendero se vuelve un poco difuso.
A lo largo del sendero vamos viendo varias marcas del GR, lo que nos confirma que la senda que llevamos es buena.
Cerca de 2 kilómetros después de dejar atrás Surbias llegamos a una zona caliza, una pequeña hondonada, que esquivamos bordeándola por la derecha. Llegamos así a un poste señalizador, que nos indica que a nuestra ruta se nos suma el PR-S 23.
Continuamos siguiendo la pintura y algo más de un kilómetro más tarde nos acercamos al portillo de Ranero, desde donde atacaremos la cima de Peña Ranero.
Una vez en el portillo, nos fijamos en la pintura del PR, y ascendemos entre la caliza.
Entre el portillo y la cima serán las marcas amarillas/blancas del PR las que nos sirvan de guía. Así, siguiendo siempre la pintura gualdiblanca vamos subiendo entre formaciones calizas.
Ayudándonos también del GPS, sobre todo en el último tramo, vemos ya sobresalir el buzón entre la caliza de la cima, hasta donde llegamos.
Las vistas desde Peña Ranero (721 m, centenario) son de órdago a la grande. La panorámica abarca mínimo 3 comunidades autónomas, Cantabria, País Vasco y Castilla y León. Ahí es nada.
Tras breve pausa en la cima para el ritual de fotos, vídeo y tarjeta para el buzón, regresamos por el mismo camino de subida hasta el portillo de Ranero. Desde aquí volvemos a guiarnos de la pintura rojiblanca del GR para ir descendiendo hacia Pozalagua.
En Pozalagua tenemos oportunidad de acercarnos hasta la antigua cantera de dolomitas, ahora reconvertida en un auditorio natural. Muy cerca se encuentra también el Parketxe de Armañón, con un mirador del valle de Karrantza. Y por supuesto, también las recomendables cuevas de Pozalagua, que podemos visitar si vamos bien de tiempo.
Ya queda poco de ruta. Desde Pozalagua, solo queda seguir la carretera para llegar de regreso a Ranero, donde poner fin al paseo por los montes de Ranero.
Ficha de la ruta
Duración: 4 horas y media, a paso suave y con varias paradas.
Comentarios: La ruta no tiene demasiadas exigencias técnicas. Hasta Surbias, sin dificultad. Entre Surbias y el enlace con el PR (tramo del GR 123), camino sencillo aunque algunas marcas del sendero costaba ver de primeras (nos fue de ayuda el GPS). Después hasta el portillo de Ranero, sin dificultad. La ascensión hasta la cima, un poco más exigente (por la piedra caliza que hacía el paso más lento). Aquí también alguna marca del PR costó ver de primeras. La bajada a Pozalagua y vuelta a Ranero, sin problema. El tiempo empleado por nosotros incluye varias paradas (en Surbias, en el portillo, en la cima y en Pozalagua), por lo que perfectamente se podría recortar casi una hora si se realizara la ruta sin descansos.
Más información
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Track (Wikiloc): https://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=17921812
Vídeo (Youtube): https://youtu.be/zxVe85zBQkA